Caño artificial realizado con finalidad militar y defensiva. Excavado como un foso transversal que une las aguas del río San Pedro con las del caño del Trocadero convirtiendo a la península del Trocadero (también llamada de Matagorda) en una isla. A lo largo de los tiempos se le ha conocido con diversos nombres: caño de San José, del Río San Pedro, caño nuevo de las Damas o popularmente en las últimas décadas como caño de la Ministra.
El director de los trabajos fue el ingeniero militar puertorrealeño José Autrán Díaz de Barcenilla, comenzando las obras en septiembre de 1812, tras la retirada de las tropas napoleónicas que desde su campamento en la Algaida durante más de dos años habían asediado a la ciudad de Cádiz, concluyéndose en el mes de julio de 1813. Con algo más de un kilómetro de longitud el planteamiento inicial era que tuviese unos 80 metros de ancho y 5 metros de profundidad.
Para su construcción se emplearon más de mil personas diarias, tanto prisioneros franceses como trabajadores asalariados venidos de los pueblos y ciudades del entorno.
El Caño de la Cortadura, dotado de diversas fortificaciones, sería el escenario donde aconteció la célebre Batalla del Trocadero,un encuentro bélico ocurrido enla noche del 30 al 31 de agosto del año 1823 que enfrentó al ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, comandado por el Duque de Angulema y a las tropas españolas liberales, batalla que supondría el final del Trienio Liberal español (1820-1823) y la restauración absolutista de Fernando VII. En recuerdo de esta batalla se le dio el nombre de Plaza del Trocadero a uno de los más conocidos lugares de la ciudad de París (Francia).
Desde el siglo XV parece ser que toda la zona de Puerto Real, desde Matagorda hasta el límite con el Puerto de Santa María, se integró en una gran finca llamada: Dehesa de Matagorda y de la Algaida. En sus descripciones y linderos se citan cercados de huertas, toruños, salinas, molinos de mareas, pozos, caños y vegetación como pinares, juncales, carrascas, palmitos y esparragueras. Se trata de un paisaje bien conservado cinco siglos después.
La ruta cobra mayor sentido si se realiza por mar en piragua o embarcación, dado que la mayoría de elementos defensivos están vertebrados por el Río San Pedro. Si se hace a pie o en bicicleta, es recomendable debido a su distancia hacerla una jornada por las fortificaciones del Puerto de Santa María y otra por las situadas en el término municipal de Puerto Real.
Playa del Rio San Pedro
Iniciamos nuestra aventura en la encantadora Playa del Río San Pedro. Aquí, los ciclistas pueden relajarse junto al mar, disfrutar de las vistas y prepararse para el viaje. La playa ofrece un ambiente tranquilo y es un excelente punto de partida.
Pinar de la Algaida
Nos adentramos en el Pinar de la Algaida, un bosque de pinos que nos brinda sombra y aire fresco. Los senderos serpenteantes nos llevan a través de la vegetación mediterránea, con oportunidades para observar aves y otros animales silvestres. Los ciclistas pueden detenerse en miradores para apreciar las vistas panorámicas de la bahía y los alrededores.
Los Toruños
Nuestra ruta culmina en Los Toruños, un espacio natural protegido con una gran diversidad de flora y fauna. Los ciclistas pueden explorar los senderos que serpentean entre marismas, dunas y bosques. No te pierdas la oportunidad de observar aves migratorias y disfrutar de la tranquilidad del entorno.